Brasas por Navidad en Madrid: estas son las mejores

Escrito el 16/12/2025
Andrés, Sánchez Magro

A su calor, y con amigos, las fiestas se asoman de otra manera. Entre las principales están La  Cabrera, Los 33 y Marmalé

Antes de que lleguen los días grandes de la Navidad, con sus comidas familiares, sus sobremesas eternas y su desfile de canapés, hay un tiempo –más breve de lo que nos gustaría– en el que uno todavía puede escapar. Reunirse con los amigos, sin formalidades ni compromisos, y celebrar a lo grande. Y justo en esas semanas previas, en las que ya estamos inmersos, pocas cosas pueden apetecer más que juntarse en torno a una mesa. Y si en las fechas señaladas el canapé y los langostinos se llevan el protagonismo, en estos días previos conviene apostar por algo con más fundamento. Por una comida que se recuerde por el sabor y no por la decoración de la mesa. Ahí entra el chuletón, un clásico que no necesita reinventarse.

Al calor de las brasas, con una copa en la mano y la mesa llena de amigos, la Navidad se asoma de otra manera. No hace falta mucha excusa. Basta con cuadrar agendas, elegir el sitio y dejarse llevar por el humo que sale de la parrilla. Ese aroma inconfundible que avisa de lo que está por venir. Un momento placentero para los más carnívoros, que marida a la perfección con vino o cerveza. Una forma distinta –y mucho más apetecible– de ir entrando en ambiente antes de los días grandes. Porque diciembre también es eso: una sucesión de comidas, cenas y encuentros que se utilizan de excusa para cerrar el año comiendo y bebiendo.

Y si de cerrar el año con sabor se trata, hay unos cuantos lugares en Madrid que entienden bien este tipo de celebraciones. Asadores donde la carne es la gran protagonista y donde las brasas no son un simple recurso de decoración. Mesas perfectas, cada una con sus características, para quienes quieren darse un homenaje carnívoro antes de lanzarse a la maratón navideña y las uvas de fin de año.

La Cabrera Madrid, en plena calle Velázquez, ofrece una experiencia al más puro estilo argentino. Un asado con cortes que llegan directamente desde el continente americano y que se complementa con otras elaboraciones típicas como las empanadas de carne. Y continuando la línea del tradicional asado argentino, otra de las mesas que te traslada hasta el país sudamericano es la de Piantao. El parrillero Javier Brichetto es experto en dar el mejor punto a los cortes que pasan por sus brasas. Otro argentino, Franco Malacisa, mantiene las brasas como hilo conductor en su restaurante de la calle Orfila, Brazza. En estos tres restaurantes se ofrece una gran variedad de carnes como entraña, ojo de bife, bife de chorizo, cuadril, picaña, pincho de solomillo o el chuletón.

Pero no todo el protagonismo es para la parrilla argentina. En el corazón de las Salesas, Los 33 propone una interpretación uruguaya del asado con identidad propia. Un restaurante que combina buena carne a la brasa con un ambiente informal, perfecto para una comida entre amigos en la que el chuletón, la entraña o el asado de tira se sirven con guarniciones sencillas y bien ejecutadas. Sin artificios, pero con mucho sabor. Más sofisticado en el ambiente, pero igual de serio con el producto, Rocacho se ha consolidado como uno de los asadores de referencia de la capital.

Su parrilla de carbón de encina y su alianza con la famosa finca El Capricho garantizan piezas de altísima calidad, tratadas con mimo y experiencia. El chuletón de vaca vieja es la estrella, acompañado de una carta de vinos extensa y un servicio de sala que cuida el ritmo sin agobiar.

Por su parte, Marmalé ofrece una propuesta versátil, donde conviven los grandes cortes de carne con platos de cocina de mercado. En este restaurante de ambiente moderno y acogedor, el chuletón tiene su espacio destacado junto a otras opciones a la brasa. Y en una línea más asturiana, a caballo con lo castizo, La Charca Restaurante, en la renovada Plaza de España, apuesta por el producto bien tratado y el recetario clásico con algún que otro guiño contemporáneo. Aquí la carne también ocupa un lugar destacado, especialmente los cortes de vaca vieja madurada, que llegan a la mesa con el punto justo de brasa y acompañamientos tradicionales.

Con cualquiera de estas opciones, el chuletón se convierte en algo más que un plato: en una forma de celebrar sin necesidad de fechas marcadas ni etiquetas navideñas. Porque si algo nos enseñan estas semanas previas es que no hace falta esperar al 24 o al 31 para brindar, comer bien y compartir mesa. A veces, basta con una buena brasa y las ganas de hacerlo.