Viajar en enero permite ver una cara distinta de Europa: calles tranquilas, museos vacíos y alojamientos a precios muy competitivos. Además, muchas ciudades siguen iluminadas por la estela navideña durante la primera semana, lo que crea una mezcla de calma y magia que no se repite en otros meses. Para los amantes del invierno, las temperaturas frías se compensan con paisajes nevados, gastronomía reconfortante y actividades que solo pueden disfrutarse en esta temporada.
1. Tromsø, Noruega: el corazón de las auroras boreales
Enero es uno de los mejores meses del año para ver auroras boreales, y Tromsø es el punto perfecto. Con noches largas, cielos despejados y una amplia oferta de excursiones especializadas, la ciudad es un sueño para quienes buscan este fenómeno natural. Además del espectáculo luminoso, el viajero puede disfrutar de trineos tirados por perros, paseos en moto de nieve y una gastronomía local basada en productos del Ártico. Un destino extremo, pero inolvidable.
2. Viena, Austria: elegancia, música y cafés históricos
Tras el bullicio navideño, Viena mantiene su atmósfera mágica pero sin aglomeraciones. Enero es ideal para disfrutar de sus palacios imperiales, conciertos de música clásica y cafés legendarios donde refugiarse del frío.
La ciudad también celebra su tradicional temporada de bailes, lo que añade un toque festivo a una escapada invernal llena de cultura, arquitectura y pasteles vieneses.
3. Lisboa, Portugal: invierno suave y una luz incomparable
Para quienes buscan temperaturas más amables sin renunciar a una gran ciudad europea, Lisboa es la apuesta ganadora. Enero ofrece días luminosos, terrazas abiertas, miradores tranquilos y precios muy inferiores a los de primavera. Sus barrios históricos, como Alfama o Bairro Alto, mantienen el ambiente local; y la oferta gastronómica -entre pastéis de nata y mariscos frescos- convierte cualquier visita en un viaje sensorial. Perfecto para una escapada cultural y relajada.
