El neurólogo Conrado Estol realizó más de 170 publicaciones científicas a lo largo de su trayectoria. Su formación médica la realizó entre Argentina y Estados Unidos y en 1988 trató personalmente a uno de los primeros cinco pacientes del mundo que recibió drogas trombolíticas para tratar accidentes cerebrovasculares, su área de especialización.
Desde entonces, es uno de los referentes en la neurología en Latinoamérica y continuó publicando en revistas científicas como Lancet. Pero también se convirtió en uno de los divulgadores más reconocidos al acercar al conocimiento científico a la vida cotidiana mediante estudios de bienestar y salud.
¿Por qué hablamos más de neurología?
“Se habla mucho más de neurología por dos razones: primero, se han hechos grandes avances en enfermedades neurológicas. Antes se pensaba a los neurólogos como señores con barba y una pipa que miraban al paciente de forma pasiva y ahora hay tratamientos. Hace 20 años había cero tratamientos para el Alzheimer y ahora hay puertas abiertas. Lo mismo para la esclerosis múltiple o accidentes cerebrovasculares, que son la segunda causa de muerte en el mundo. La segunda razón es que ha desarrollado la neurociencia, que a todo el mundo apasiona porque ‘explica’ cómo actuamos nosotros”, resume Estol desde su consultorio, donde atiende por videollamada a National Geographic.
Todos los días se levanta a las 6 de la mañana y su labor profesional se desarrolla en diferentes ámbitos, pero especialmente en dos: dirige el Centro Breyna, especializado en la prevención de la enfermedad vascular, y la clínica de longevidad Xtend Longevity. En ambos espacios, el buen dormir es una de las claves médicas a las que siempre considera.
“Aparentemente con el gasto de energía del día, las mitocondrias -que son el motor de las células- liberan electrones y la acumulación induciría ese sueño. Quedémonos con esa explicación bioquímica superbásica. Hay un estudio del UK Biobank con un millón de personas que dijo que el número mágico son las siete horas. Menos aumenta la mortalidad y más, también. Nada es tan simple como lo estoy diciendo, pero esa es la data. Con esas horas soñamos -que es el sueño REM- y eso es muy reparador porque procesa emociones y fija memorias. Los chimpancés duermen 10 horas y tienen 5% de sueño REM entonces podríamos pensar que evolucionamos respecto a ellos porque tenemos un sueño más efectivo”.
El sueño y la vida saludable
El estudio del sueño está en sus primeros años de investigación científica y todavía queda mucha evidencia por recoger. Según Estol, hay dos teorías contrapuestas sobre cómo continuará: por un lado, hay publicaciones que anticipan que en el futuro las personas dormirán menos con un mayor porcentaje de sueño REM y otras que afirman que dormiremos más porque ese es el estado natural biológico de los seres vivos. Entre sus recomendaciones generales para un buen dormir, explica:
“Hay que dormir antes de las 12 de la noche con oscuridad total. Hay estudios publicados en revistas científicas sobre la importancia de que no haya una mínima luz. La luz del router en el dormitorio que te ilumina en la noche aumenta el riesgo cardiovascular y de arritmias. Pueden ayudar los antifaces y las persianas blackout. También diría que es importante comer alejado de la hora de dormir, al estilo norteamericano. La comida debe ser liviana y cuidado con las bebidas: preferible nada con cafeína y mejor evitar las gaseosas y el alcohol. Después el ejercicio durante el día y la meditación ayudan a bajar el estrés, que todos tenemos algún grado”, afirma.
A los 65 años, Estol asiste todos los días al gimnasio a las 7 de la mañana, realiza 35 minutos de pesas y ejercicio aeróbico, 30 minutos de piscina y luego comienza su jornada laboral, que se prolonga hasta las siete u ocho de la tarde. Los fines de semana practica tenis y bicicleta. Los hábitos saludables son uno de los temas que siempre aborda con sus pacientes en la clínica de longevidad:
“Hay estadísticas que muestran que casi nadie tiene hábitos de vida sana. En casi todas las personas que encontramos en la clínica hay exceso de grasa en diferentes niveles que van desde tratamiento hasta consejo nutricional. Hoy hay una medicina predictiva preventiva. Muchos pacientes son jóvenes porque el que tiene 20, 25 o 35 años va a vivir 98 años, a menos que tenga mala suerte, y se dan cuenta que no quieren vivir como los que tienen 98 años hoy. Cuanto antes se empieza a tratar, mejor”, concluye Estol.
