Exploran un bosque en Brasil y descubren una nueva especie desconocida para la ciencia

Escrito el 13/12/2025
Rubén Badillo

Un diminuto sapo de color naranja, cuyo tamaño supera por poco al de la punta de un lápiz, es el protagonista de la actualidad informativa en el reino animal. ¿El motivo? Acaba de ser descubierto en las montañas del sur de Brasil y, por ende, representa una nueva especie. Los científicos que lo han catalogado formalmente le han dado el nombre de Brachycephalus lulai o, para los amigos, sapo calabaza.

Este pequeño sapo, que supera por poco el centímetro de longitud y es altamente endémico, solo habita una estrecha franja de bosque montañoso y muy nuboso. La razón aparente por la que nunca había sido documentado antes, más allá de por su reducido tamaño, es que le encanta esconderse entre la hojarasca. El descubrimiento se produjo en la Sierra de Quiriri, dentro del estado de Santa Catarina, y a una altitud superior a los 750 metros sobre el nivel del mar.

El Brachycephalus lulai debe su nombre a la familia Brachycephalus, que cuenta con dos parientes cercanos (también de color naranja) en la misma sierra. Los responsables del hallazgo aseguraron que pudieron encontrarlo gracias al peculiar canto de apareamiento que emiten los machos, el cual permitió su localización. Así lo aseguran en un estudio publicado en la revista PLOS One, en el que también afirman que las hembras fueron mucho más difíciles de encontrar.

Confirmación taxonómica

Una vez recolectados los ejemplares, los investigadores procedieron a analizarlos en el laboratorio. Para ello, aplicaron técnicas de secuenciación genética y llevaron a cabo estudios morfológicos para comparar sus características con las de otras especies relacionadas. Los resultados confirmaron de manera inequívoca que se trataba de una nueva especie de anfibio.

Por su parte, la palabra lulai de su nombre es una referencia al actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Según Marcos Bornschein, miembro del equipo que descubrió al sapo calabaza, el objetivo es motivar al Ejecutivo brasileño a impulsar iniciativas de conservación dirigidas a proteger tanto al conjunto de la selva atlántica como a las diminutas ranas que habitan el país, dada su fragilidad y singularidad.

Conservación y amenazas

Los riesgos a los que se expone Brachycephalus lulai no son pocos. El reducido hábitat geográfico en el que habita este sapo se encuentra en un estado casi prístino, lo que ha llevado a los investigadores a catalogar como “bajo” el nivel de preocupación por su conservación. Sin embargo, esto no quita para se considere una especie en peligro crítico de extinción, puesto que el número de ejemplares es ínfimo.

La quema de pastizales, la explotación ganadera, el turismo, la minería y la deforestación son los otros grandes peligros que amenazan la supervivencia del simpático sapo calabaza y de otras muchas especies de la región. En las manos de las autoridades está que podamos seguir disfrutando de él.