Si ser aficionado de un club de fútbol fuese un deporte, seguir al Manchester United sería, sin duda, un deporte de riesgo. El equipo de Rubén Amorim empezó su partido contra el Bournemouth de manera espectacular, firmando el mejor arranque de la temporada en cuanto a intensidad y ocasiones. Unas buenas sensaciones que se mantuvieron hasta el descanso, con el 2-1 de Casemiro en el tiempo añadido, y que se desvanecieron en el arranque del segundo tiempo: a los cinco minutos, el equipo de Andoni Iraola se adelantaba en el marcador (2-3), aprovechando la vulnerabilidad del conjunto mancuniano. Y si pensaban que eso iba a ser todo, es que no han visto demasiados partidos del United esta temporada. Bruno Fernandes igualó con un golazo de falta y Cunha provocó el éxtasis en Old Trafford sesenta segundos después, mientras el cuadro visitante aún pensaba en el 3-3. Pero el Bournemouth no estaba muerto: Kroupi Jr. marcó el 4-4 y volvió a silenciar el estadio en el enésimo cambio de guion. Bendita locura.
El partido empezó agitado, con Old Trafford implorando penalti por una mano inexistente de Truffert tras un potente disparo de Bruno Fernandes desde dentro del área. En apenas un minuto, el United ya era capaz de generar peligro. Las ocasiones del equipo de Amorim se empezaron a multiplicar, al igual que las paradas de un Petrovic que empezaba a sudar de lo lindo. No habían pasado ni diez minutos de juego.
Semenyo, carne de 'Big Six'
De hecho, en el 13’, Petrovic recogió el primer balón dentro de su portería. Centro de Dalot tras una buena acción individual que cabeceó Diallo para marcar a placer, después de una tímida peinada de Cunha. Lejos de pausar el ritmo, los 'red devils' buscaron el segundo. Lo rozaron en múltiples ocasiones, pero Semenyo, futbolista digno del 'Big Six', solo necesitó una carrera por la derecha para cruzar el balón ante Lammens y poner el 1-1.
La tensión crecía sobre el césped, dejando imágenes lamentables entre el extremo ghanés y Dalot, que se encararon después de que el jugador del Bournemouth agarrase por el cuello al portugués tras un duelo aéreo. Esos nervios los borró Casemiro de un plumazo con el 2-1 en el añadido del primer tiempo, aprovechando un saque de esquina al segundo palo. Yoro, bloqueando a Diakité, fue clave para favorecer el cabezazo picado del brasileño.
Un segundo acto de película
Si la primera parte no había sido suficientemente movida, el Bournemouth necesitó 40 segundos para igualar el partido, con un buen gol de Evanilson, y apenas cuatro minutos más para darle la vuelta al marcador. Una falta táctica de Casemiro, que además de costarle la amarilla (que pudo ser roja), acabó con el 2-3 firmado por Tavernier, que la clavó a la cepa del poste del portero del United.
A ese gol respondió Bruno Fernandes, en el 78’, con otra obra de arte a balón parado. Un misil teledirigido que voló directo a la escuadra de Petrovic y desató la locura en Old Trafford. Un minuto después, el estadio estallaría por completo. Una carrera de Sesko por la izquierda terminó en el 4-3 de Cunha, tras un error importante de Truffert dentro del área. Pero el Bournemouth no estaba muerto; solo estaba aturdido. Lo demostró Kroupi Jr. en el 82’, con un disparo franco desde la frontal.
El que casi acabó noqueado fue el United, que no se quedó sin sumar gracias a un pie salvador de Lammens en el 90+5 y a otra mano milagrosa en el 90+9. El equipo 'red devil' encadena cuatro partidos sin perder; el Bournemouth, siete sin ganar. Premier League en estado puro.
